Discurso de graduación 2009 (Grupo de L.E.Francés)
Buenas tardes y bienvenidos a todos, al Sr. Vicerrector, a los representantes de la Facultad de Educación, a nuestras familias y amigos.
Hoy es para mí un honor estar aquí, para poder celebrar la consecución de un sueño común: el de mis compañeros y el mío, el de convertirnos en maestras y maestros. Llegar a este momento no ha sido fácil pero, quiero decir en nombre de la promoción 2006-2009 que ha supuesto un reto maravilloso.
Durante estos tres cursos, hemos adquirido muchos conocimientos sobre educación y sobre la vida; ha sido un tiempo valioso de formación para ser capaces de afrontar el desafío de la docencia. Queremos compartir nuestros conocimientos y quienes nosotros somos con aquel que más lo necesite, y parece claro que son los niños los que nos llaman a esa tarea.
¿Quién recuerda su primer día de clase en la Facultad de Educación? Es posible que no recordemos cómo íbamos vestidos, o si lucía el sol, pero sí había algo que nos unía a todos, y eran unos nervios terribles por aquello que desconocíamos. Creo que, ya entonces, también nos unía una enorme ilusión por convertirnos en docentes.
Pienso que hemos cambiado mucho desde ese primer día en el que nos encontrábamos perdidos hasta hoy, que lo vivimos como la culminación de un esfuerzo, con la alegría de lo conseguido y con la incertidumbre del futuro.
¿Qué clase de maestros seremos?
Estoy convencida que seremos de los mejores.
¿Por qué lo sé?
Pues, porque hemos tenido grandes profesores, de los que hemos obtenido y asimilado aprendizajes que llevaremos a nuestra propia práctica docente. A ellos, a esos hombres y mujeres que han dado mucho por nosotros, que han intentado formarnos, hacernos pensar y reflexionar sobre nosotros mismos, sobre nuestros futuros alumnos y sobre aquello que es deseable en un buen docente, les damos las gracias de corazón.
A lo largo de nuestra formación universitaria hemos tenido ocasión de contarnos cuentos, aprender los números del 1 al 10 e, incluso, los días de la semana,... ¡Imaginen ustedes el derroche de energía que ello nos ha supuesto! También hemos podido participar en un desfile de modas, degustar la gastronomía francesa, lo cual supuso un esfuerzo extra pues esos bombones, ummm...… y sentirnos como niños cantando canciones infantiles. Evidentemente, todo ello en francés, “o algo parecido”; a pesar de ello, hemos encontrado comprensión y aceptación por parte de nuestros profesores y compañeros, pues, como nos han dicho hasta la saciedad, “aquí estamos para aprender y de los errores se aprende”.
Transformar un error en un aprendizaje ha sido, por tanto, una tarea muy interesante.
Nosotros, ya casi maestros en ejercicio, nos enfrentamos a un nuevo reto educativo que debemos poner en práctica: el de la generosidad del conocimiento, es decir, que de nuestro saber y experiencia se puedan beneficiar otros y saquemos partido a las tecnologías para hacer un mundo más justo y con igualdad de oportunidades para todos.
¿Qué decir de los amigos?
No sólo hemos intimado con Piaget y el Sr. Chomsky; aquí, en estas aulas, hemos forjado amistades de verdad: muchas de ellas han perdurado y aguantado los inagotables trabajos en grupo, creándose un vínculo inquebrantable que nos mantendrá juntos física o mentalmente en los años venideros.
¿Qué nos inspiró a ser maestros y maestras?
Es posible que, en muchos casos, nos hayamos visto influenciados por nuestros propios maestros; esos que de pequeños secaron nuestras lágrimas o nos limpiaron la nariz cuando asomaban… bueno, ustedes ya lo entienden; no podemos olvidar a esos seres maravillosos que nos enseñaron a leer y a escribir y que encauzaron a las personas que somos hoy día; para ellos nuestro respeto y agradecimiento.
¿Y qué decir de nuestras familias: padres, madres, parejas, hijos,…?
¿Qué hubiera sido de nosotros sin Aitana, Visi, Juan, Juani, Manolo, Carmen, Mario, Paco, Gloria, Javi, Elena, Alejandro, Pepe, Pepi, Antonio, Victor,…y otros tantos que llenáis nuestras vidas y les dais sentido?
Desde este atril queremos rendir un homenaje a aquellos que se han sacrificado junto a nosotros, nos han brindado apoyo incondicional y comprensión en todos y cada uno de los momentos que este arduo proceso ha requerido; hay que reconocer que siempre han estado a la altura y que, sin ellos, no hubiera sido posible la consecución de este grandioso sueño. Por todo ello, os damos las gracias y este aplauso va por vosotros.
En nombre de todos mis compañeros también quiero manifestar nuestro agradecimiento a una mujer especial, un gran ser humano y una gran maestra, me refiero a nuestra madrina de promoción, a Doña Carmen Álvarez-Cienfuegos, Piti para los amigos. Para ella pido un aplauso de reconocimiento.
La profesora Álvarez-Cienfuegos nos ha acompañado en nuestra formación y nos ha obsequiado con cariño y comprensión. Con ella descubrimos que un buen espejo de bolsillo es una estupenda herramienta de entrenamiento vocálico, aunque, alguna vez fuimos pillados “in fraganti” diciendo: “espejito, espejito, ¿quién es la más bella del reino?” Claro está, el espejo ignoró nuestra pregunta o se rompió en mil trocitos. Ella ha enriquecido nuestras vidas y siempre la tendremos en el recuerdo, al igual, que en nuestra memoria quedarán aquellos días pasados en la Facultad, en sus aulas, en su cantina, en los escalones o en los pasillos, comentando nuestras vidas con los compañeros y amigos. Sé bien seguro que vamos a echar de menos los momentos aquí vividos pero, hemos de seguir adelante para convertirnos en esos maestros que un día, nuestros alumnos, recuerden con cariño.
No me quiero despedir sin dar las gracias a todas las personas que han ayudado a preparar este acto, compañeras y compañeros de los grupos de inglés y francés, que han hecho un gran trabajo, y en especial a una gran organizadora, nuestra delegada de inglés: Miriam Sánchez Clares.
Os deseo toda la suerte del mundo, mucho éxito y felicidad en el futuro.
Enhorabuena y hasta siempre.
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